Semanas atrás, en una de las conversaciones que mantengo asiduamente con una madre de dos hijos, felizmente casada, autónoma y que la pende mía le ha llevado a reinventarse, me decía que está sobrepasada por el trabajo y aunque comparte con el marido, las tareas del cuidado de los niños y de la casa, también está agobiada en este aspecto.
Llega todos los días a la noche cansada como si hubiera tenido mil batallas en el día. No tiene tiempo para ella y ya menos por supuesto ir a lo que hacía antes del 2020, paseos por los alrededores de su casa o el gimnasio.
Además en su mesa de trabajo no cabe ni «el pelo de una gamba», cuando antes se veía que es de color blanco.
Si, yo soy uno de los que se fija en la mesa de trabajo de una persona, que dependiendo de como la tenga, es un síntoma claro de su carácter organizativo y de la forma de afrontar las tareas.
En mi caso, me gusta tener todo colocado lo máximo posible y tener la mesa despejada al finalizar una actividad ya que me permite tener la cabeza libre ante los estímulos que suponen «una montaña de objetos» que no están en el sitio que les tengo dedicado.
Le hablé del GTD (Getting Things Done) que se ha traducido al español como «Organízate con eficacia» .
Adopté esté método hace ya mas de diez años por la facilidad que supone guardar todas las actividades, recordatorios y tareas de un forma estructurada y no mantenerlas en la cabeza mas que lo justo.
Ahora soy de los que piensa que hay tiempo para todo y nuestro espacio personal tiene que estar acotado en contemplar como anochece todos los días, hobbies y más que nada disfrutar de la vida. Trabajamos para vivir ya que si lo hacemos al revés, nuestra existencia carece de sentido.
Estoy tranquilo porque todas las actividades están guardadas y accesibles en el momento que las necesito.
Pero su implantación no es sencilla, más que nada porque es una filosofía de llevar la vida y el trabajo. Primero hay que saber realmente hacía donde nos queremos enfocar y después ir asignando todas las actividades a los segmentos en acciones, seguimientos en espera y la «nevera» de tal vez, algún día.
En GTD es importante tener «una bandeja» de entrada donde echar todo para no tenerlo en la cabeza dando vueltas para después aclararlo, si merece la pena hacer algo con ello si está dentro de mi hoja de ruta y en que momento.
Por mi actividad comercial en la Geomatica y Topografía requiere de una gran valor la bandeja de en espera y seguimiento. Son innumerables los proyectos en la venta y organización del dia a día que necesitan de una decisión o acción de otra persona para continuarlos.
En mi experiencia una que lo puse en funcionamiento y dedicándose a organizar unos minutos diarios, mi productividad aumentó, la cabeza se aclaró y mi pesadez mental (mi kriptonita) disminuyó. Mi calidad de vida es mayor y tengo tiempo para disfrutar y avanzar en mi crecimiento personal.
Y ahora al final de este artículo comento la herramienta para aplicarlo. Antes de comprar o pedir una herramienta hay que saber para que vale, que vamos a hacer con ella.
Desde una simple libreta, archivador con apartados o ya recurriendo a Evernote, OneNote o aplicaciones concebidas expresamente para usar GTD todas son válidas
Si quieres saber como lo llevo aplicando todo este tiempo te recomiendo leer los artículos que ya escribí en su día sobre esta filosofía de organización:
Y el libro de referencia a este método de productividad sin stress es:
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