No hace más de 20 años que un topógrafo con su receptor GNSS tenía problemas para tener posición.
Solo había una constelación de satélites la GPS o NAVSTAR de origen estadounidense y que ha dado el nombre por el que todos conocemos al sistema. GPS.
El posicionamiento «GPS» al menos necesita de cuatro satélites en nuestro «cielo» y conseguirlo en los años 90 del siglo XX no era posible en todas las horas del día. No estaba desarrollada toda la constelación porque faltaban satélites por lanzar hasta completar los 24 que garantizaban los cuatro satélites a todas horas y en todas las partes del planeta.
Después fue Rusia la que fue desarrollando su constelación, los fabricantes de receptores fueron incorporando lo que se llama multiconstelación, que no es otra cosa que permitir interpretar la señal de los GPS y GLONASS, con lo que las posibilidades de tener más satélites y mejorar la geometría aumentaban.
Posteriormente se han animado por cuestiones estratégicas China (Beidou), Europa (Galileo), Japón (QZSS) y la India (IRNSS) a tener los suyos propios.
6 constelaciones con más de 120 satélites en su conjunto que garantizan aún más esa posición en situaciones de escasa cobertura satelital.
Disponer de un equipo o receptor GNSS que sea capaz de interpretar varias constelaciones permite:
– Disponibilidad
– Continuidad
– Integridad
– Exactitud
– Robustez
– Mayor rapidez en el inicio de la operación
– Apertura de nuevas oportunidades.
Aunque se tenga tal cantidad de satélites, no quiere decir que se tenga mejor precisión, para ello a las posiciones GNSS hay que realizarles unas correcciones que los profesionales o conocimientos sobre la materia permiten calcular.
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