La respuesta es sencilla y da origen a la reflexión que pretendo plasmar en el artículo. El topógrafo trabaja para un cliente que demanda sus servicios.
Los clientes pueden ser: administraciones públicas, abogados, arquitectos, ingenierías y constructoras o bien dueños de fincas que necesitan dimensionar un terreno o colocar un edificio o infraestructura con precisión en él.
No obstante también hay topógrafos que trabajan para otros topógrafos que a su vez lo hacen para un cliente final.
El topógrafo que tiene más autonomía para realizar todos los trabajos para los que tiene competencia es el que está colegiado en el Colegio de Graduados e Ingenieros en Topografía https://www.coigt.com/. Si no está colegiado no podrá trabajar directamente en los proyectos o mediciones que requieran de un visado otorgado por el citado colegio y ofrece una garantía exigida en los procesos judiciales de la propiedad.
El origen de la carrera universitaria en España fue para dotar de topógrafos al Instituto Geográfico Nacional aunque también podían desempeñar su función en la empresa privada o de forma autónoma.
Después a finales del siglo XX con el auge de la construcción en los grandes eventos deportivos, sociales y culturales que se desarrollaron en España, junto a las infraestructuras asociadas que les daban servicio , el topógrafo entró a formar parte de la plantilla de grandes constructoras.

También al topógrafo se le ha conocido como un profesional autónomo a las búsqueda y espera de trabajos o requeridos por estas constructoras para atender las puntas de trabajos que no pueden asimilar los contratados en plantilla.
El topógrafo profesional no está alejado de otras profesiones en el carácter de contratación. El que está contratado por cuenta ajena la única preocupación que tiene es la realizar su trabajo adecuadamente para no ser despedido y así cobrar su nómina mensualmente y/o dos pagas extraordinarias.
El topógrafo autónomo si bien es independiente en su trabajo, debe de levantarse todos los días a trabajar y buscar trabajo, ya que trabajo no hecho es dinero que no recibe y los gastos de infraestructura para acometer la actividad e inversión de los equipos topográficos, seguros y pagos a la Seguridad Social tiene que seguir haciéndolos. Además tiene que saber optimizar sus gastos con los cobros de los trabajos. La experiencia en los años le va diciendo dónde está ese equilibrio y el equilibrio para ser un buen profesional en el negocio para mantenerse en la actividad por toda su vida laboral.
El artículo es una reflexión que he adaptado de Notas de campo: Who does a Surveyor Work For? https://mailchi-mp.translate.goog/xyht/sept-field-notes-1187824?e=14574155a8&_x_tr_sl=auto&_x_tr_tl=en&_x_tr_hl=auto
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Además de ser buen profesional, los autónomos deben saber vender sus servicios. Esto es tanto o más importante que lo primero. Se requiere de grandes dotes de comunicador para convencer al cliente de que realmente necesita contratarte. No se trata de «vender la moto». Se trata de explicarle al cliente que estás altamente cualificado para solucionarle ese problema que le quita el sueño. Y convencerlo de que arrancar los mojones y cambiarlos de sitio no es la mejor solución. jajajaja
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Totalmente de acuerdo Roberto.. No lo habría explicado mejor. La clave no está en medir cuatro puntos, que eso hoy en día lo hacer cualquier, sino darles el valor adecuado para que te paguen bien por ponerlos.
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