Día de lluvia en la topografía de campo.

Los días de lluvia son incordio para el trabajo de campo en la topografía. Los profesionales en los que su medio de trabajo es el aire libre no digo nada nuevo y se sienten identificados con ello.
Enfrentarse a un trabajo con lluvia es un desafío ya que esta circunstancia afecta negativamente a las mediciones o replanteo.
Estoy escribiendo sobre esto porque hace unos meses en mis lecturas por internet descubrí un artículo de Eric B Gladhill gerente de CS Davidson Inc de Pensilvania que hablaba sobre su experiencia en los días de lluvia y quizás está bien traído a estas fechas por todo el agua caída días atrás, sobre todo en los días festivos de Semana Santa en España.
Eric comenta que los días de lluvia para él eran una bendición cuando era joven porque eran días que no se trabajaba y cobraba por ellos.
No obstante si tenían que revisar, mantener y limpiar todo el material de campo. Cambiar mangos, desarmar y engrasar cintas métricas metálicas o preparar coordenadas y métodos de trabajo para cuando dejara de llover. Cierto es que no les llevaba todo el día con lo que después podían ir a los bares de la zona, relacionarse con los lugareños y echar unas partidas de billar.
Para un topógrafo trabajar con lluvia es la peor circunstancia climática y motivo de discusión si la obra va retrasada o la propiedad es impaciente. Ellos demandan trabajar y el topógrafo tiene que expresar su negativa ante alguna equivocación en la medida, afección negativa al instrumento de trabajo y que el equipo humano de trabajo acabe empeñado con la posibilidad de un resfriado o bien tenga un accidente.
Trabajar con lluvia no es seguro, ni preciso y si muy perjudicial para la calidad en las medidas o replanteos del proyecto.
En mi etapa de topógrafo de campo en varios trabajos tuve que medir con lluvia. La obra lo requería y los encargados me pusieron los medios. Recuerdo la construcción de una nave industrial para comercializar equipamiento deportivo que me construyeron una caseta con plásticos para replantear un pilar de la estructura por día. Mi ayudante se tenía que mojar por veinte minutos y el resto del tiempo tenía que esperar a que los carpinteros prepararan el siguiente.
Coincidió que la construcción de la estructura de un hotel con un invierno muy lluvioso en Madrid. La obra fue un autentico fango en todo ese tiempo. Rato era el día que no acababa manchado de barro, lo cual me fastidiaba muchísimo. Siempre estaba tan metido en el tajo que si no tenía un pantalón roto por una ferralla, era una mancha de barro o de cemento. Pedí al encargado un mono de trabajo.
Pero lo curioso fue un día que estaba la propiedad.y había que medir si o si. Mientras mediamos los puntos con una intensa lluvia el encargado a mi lado para que no se mojara la estación total sostenía un paraguas.
La estampa era curiosa, un topógrafo con su estación total y un encargado sosteniendo un paraguas en el medio de la obra solitaria en un día de intensa lluvia. Después entre el resto del personal que nos observaba a resguardo se sucedieron bastantes chascarrillos.
En esa obra gracias a que usaba un colector de datos externos, concretamente “mi programa ZAS”, pude trabajar sin llevar el equipo al servicio técnico y retrasar las mediciones. De una reparación anterior debieron de romperse los sellos antihumedad, con lo que tuve una mancha en el medio de la pantalla por varias semanas, con lo que se dificultaba ver los números. Con la libreta externa esta incomodidad fue solventada.
En otras ocasiones han sido días aburridos, de espera a que deje de llover, de irse a casa pensando que el día no ha sido provechoso.
Gracias a los avances de la tecnología geoespacial y sabedora de que la lluvia es un gran inconveniente y motivo de retraso, ha venido al rescate con equipos de ultima generación preparados bajo las normas IP65, IP67 o IP68 que solventan los problemas de humedad, polvo e inclemencias metereológicas adversas.
No obstante mi recomendación es no guardar nunca un equipo mojado en su estuche hermético porque la humedad entrará por cualquier resquicio de su estanqueidad. La humedad dentro de un equipo topográfico puede hacer estragos tanto en la óptica como la electrónica.
La experiencia así me lo dice al haber tenido relación profesional con los técnicos cualificados de los servicios técnicos de las casas comerciales. Me han contado casos de equipos prácticamente inutilizados por una óptica invadida por el moho o placas electrónicas “oxidadas”
Como bien dice Eric B, cuando llueve no todo es negativo porque:
“Tómatelo con calma y disfruta de un día de lluvia de vez en cuando».

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