Hace unos días, España ha estado conmovida por el rescate de un niño de 2 años que se cayó a un pozo de sondeo de varias decenas de metros.
En el mundo ha habido hechos similares de rescates, como son los de los mineros chilenos en la Mina San José que se quedaron atrapados o las de unos niños en una cueva de Filipinas a los que les sorprendió la subida del nivel freático.

Acometer este tipo de rescates tienen una gran complejidad tanto logística como desde el punto de vista de la ingeniería, ya que «no es llegar con una pala y ponerse a excavar», porque esto tiene un cierto peligro tanto para los atrapados, como para los rescatadores.
Dada la gran importancia del factor tiempo y de la optimización de los recursos en el proceso de rescate, tienen que intervenir la Geomática y Topografía para facilitar la precisión y la información descriptiva espacial detallada de la zona.

Y así ha sido en el rescate de Julen, en la que desgraciadamente, pese a todos los esfuerzos sobrehumanos de todas las personas que han intervenido, se le rescató fallecido.
Y es que nuestra profesión en determinadas circunstancias complicadas, aporta valor a la sociedad.
Si consideras el artículo interesante
– Difúndelo en las redes sociales y entre tus conocidos.
– Cuéntame que te ha parecido o si tienes alguna aportación que lo haga enriquecer, en el espacio de comentarios.
– Suscríbete a mi blog para recibir otros artículos futuros directamente en tu correo electrónico.
¡¡Muchas gracias!!, Un abrazo.